martes, 6 de agosto de 2013

Confía...

Después de tres días me acuerdo, más o menos, de lo que hice el sábado por la noche. Eran fiestas de un pueblo pequeño que se encuentra a cinco minutos del mío en coche. Días anteriores había tenido problemas con mis padres, y quería olvidarlo. Pero me pasé con la bebida, a tal punto que me encontraba desorientada. Me encontró una amiga y me dijo a ver si quería devolver, que así podía pasar toda la noche y que iba a tener un mal recuerdo de esas fiestas. Lo intenté, pero no funcionó.


Me encontraba en el frontón del pueblo, con la verbena, rodeada de amigos, aunque no me acuerdo con quien estaba :S. Al encontrarme allí, me sentía sola y me aparté del grupo. Al apartarme, empecé a pensar en una amiga que tiene problemas con la alimentación, de tal modo que empecé a llorar, por que llevaba casi dos años guardándomelo y me hacía mucho daño, y solo se lo había contado a una amiga. No podía ocultar los sentimientos  hacía esa persona, de tal modo que al verme así una de mis amigas de toda la vida me preguntó que haber que me pasaba, si me encontraba bien. Pero la respuesta que le di fue “que estaba mal, porque tengo una amiga con problemas de alimentación”, lo que me dijo ella me calmo un poco “ella no quiere verte así, necesita que estés fuerte para transmitírselo”.

Tuve en cuenta la conversación con esta amiga, pero cuando se acabó la verbena nos fuimos a uno de los bares. Era un bar tan pequeño, donde la gente se apretuja demasiado y que, aunque esté prohibido, fuma, pues me agobié tanto por el humo y el calor, que me salí sola a la calle. Me senté en un bordillo a pensar. Meto mi cabeza entre las piernas, y cuando la levanto veo a una “amiga de esas que me miran mal” que se acerca para preguntarme a ver si me encontraba bien. Le conté lo mismo que a la otra chica, me volvió a contestar lo mismo que la otra, pero además añadió una larga conversación, de la que apenas me acuerdo. Me empezó a decir que me valorara más, que ella era como yo y que aunque le viera bien con l@s demás, que ella estaba en la misma situación que yo ahora mismo. Que le juzgaban por con quien salía, que le habían hecho muchísimas putadas, y que ya lo había superado. Que puedes tener todos los colegas que quieras, pero que los amigos se cuentan con los dedos. Que me valorara y que hiciera frente a mis problemas, que no me los callara. Y que fuera yo misma, que da igual lo que digan los demás, mientras sea yo misma.
Tras la larga conversación, de la que solo me puedo acordar de ese poco, me quedé con cara de “¿pero esta tia que hace hablando conmigo?”. Al final me di cuenta que necesitaba una conversación de ese tipo para llegar a valorarme un poco más.


Tras toda esta historia, solamente quería deciros que confiéis en vosotros mismos y os valoréis más de lo que lo estáis haciendo. Y si alguien se ofrece a daros un consejo, hazle caso si es bueno, y si no lo es empiezas a pensar en otras cosas ;P.

Un besazo muy grande a tod@s,


PD: si quisierais contactar para solucionar algún problema, os dejo mi e-mail: aleladadelavida@gmail.com

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